martes, 4 de diciembre de 2007

La sinopsis

Una violenta ternura arrastra a Hassen y a Jonás hacia ese espacio en el que lo privado y lo público pierde sus fronteras para dar lugar al sexo, al deseo, a la ira y a la profunda necesidad de encontrar a ese otro que, con los besos, las caricias, los contactos, el sexo oral y las penetraciones, se van convirtiendo en una sola naturaleza, en la cohesión de dos elementos incompletos que resultan en unidad; Hassen y Jonás se encuentran, -coinciden– se observan –acechan-, se atraen –apareamiento imposible pero real- se desean –se aman- y tras un encuentro sexual contundente y revelador en el que el verbo amar pudiese cobrar significado, no queda sino la opción de la muerte para continuar en la inercia impuesta, en la inevitable realidad que en medio de las luces de la noche, apenas podría ayudar a recordar el lúcido acto que en la claridad del día se encarnara en el erotismo homosexual que rompe culpas, barreras y prejuicios.



Pero condicionados -predestinadas- a la soledad, sólo queda Jonás, desnudo y solitario, con la muerte de Hassen a cuestas, en medio de esa enorme masa anónima que es la ciudad que lo acota en ese lugar de deseo que al final es silencio, donde la ira se ha robado las voces, el lugar de vida y muerte, el lugar de noche y día, el Bramadero.

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