Cristhian Rodríguez
Un pequeño espacio arrebatado a la masa citadina;Hassen y Jonás apartados de la muchedumbre logran encontrar ese lugar que les permite seducirse, acecharse y atraerse hasta lograr fusionarse en la perfecta sexualidad que al convertir el sexo en deseo, y el deseo en amor, no les queda sino la muerte como opción ineludible para conservar esa soledad impuesta y predestinada.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
martes, 11 de diciembre de 2007
EL POSTER - ALEJANDRO MAGALLANES
A principios de la década de los setenta del siglo pasado, con más precisión el 29 de diciembre, Alejandro Magallanes vio la luz por primera vez en la ciudad de México. Este acontecimiento no se convirtió en motivo de fiesta nacional, pero sí llenó de alegría la casa de sus padres. No se tiene registro de algún accidente durante su infancia, por lo que suponemos que su pulso tembloroso y mala coordinación sean cosa de nacimiento.
Beisbolista por afición, pasó sus primeros años intentando lograr un home run: su esfuerzo fue recompensado después de 7 años de intento. La habilidad en el dibujo se inició, desarrolló y perfeccionó como método de supervivencia y estabilidad emocional, ya que durante los primeros años de vida estudió en colegios religiosos y privados para varones donde hay que tener ingenio y mucha sangre fría para sobrevivir. En esta época es donde se cree se intensificó su gusto por lo escatológico. Sus estudios universitarios los realizó en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, ilustre institución pública y mixta. En esta época se cree desarrolló su afición a los detalles sexuales que vemos repetidamente en su obra.
Su trabajo ha sido variado y numeroso, sobre todo para eventos culturales y causas sociales. Los estudiosos de la obra y vida de Alejandro estamos convencidos de que todos los factores y experiencias en su vida han influido en su trabajo, y que un personaje semejante será imposible que se repita por lo menos en 2.500 años.
Beisbolista por afición, pasó sus primeros años intentando lograr un home run: su esfuerzo fue recompensado después de 7 años de intento. La habilidad en el dibujo se inició, desarrolló y perfeccionó como método de supervivencia y estabilidad emocional, ya que durante los primeros años de vida estudió en colegios religiosos y privados para varones donde hay que tener ingenio y mucha sangre fría para sobrevivir. En esta época es donde se cree se intensificó su gusto por lo escatológico. Sus estudios universitarios los realizó en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, ilustre institución pública y mixta. En esta época se cree desarrolló su afición a los detalles sexuales que vemos repetidamente en su obra.
Su trabajo ha sido variado y numeroso, sobre todo para eventos culturales y causas sociales. Los estudiosos de la obra y vida de Alejandro estamos convencidos de que todos los factores y experiencias en su vida han influido en su trabajo, y que un personaje semejante será imposible que se repita por lo menos en 2.500 años.
Ana Bertha Madrid
Alejandro Magallanes ha ilustrado más de 15 libros para niños, entre ellos: Cuando las ranas duermen (Gobierno de la Ciudad de México, 2000), Adivinancero (Nostra Ediciones, 2003), Jueguero (Nostra Ediciones, 2005) y Kikirikí (Nostra Ediciones, 2005). También ha escrito dos: Esto no es (Editorial SM, 2005) y Ven Hada (Editorial SM, 2006). Junto con Leonel Sagahón fundó La Máquina del Tiempo, un estudio que se dedica desde 1996 a la elaboración de proyectos de comunicación gráfica. Sus carteles han sido premiados en numerosos países. Hasta la fecha ha realizado más de 300, que han sido expuestos en Polonia, Japón, Canadá, Francia, Holanda, Argentina, República Checa, España, México y otros muchos lugares. Pertenece a los colectivos El Cartel de Medellín, La Corriente Eléctrica y Fuera de Registro, y desde 2004 es miembro de la AGI (Alliance Graphique Internationale).
miércoles, 5 de diciembre de 2007
EL GUION
HASSEN y JONÁS están entrelazados al centro del pasillo. HASSEN sujeta los brazos de JONÁS a su espalda. Con un rápido movimiento HASSEN eleva el brazo derecho y rodea el cuello, JONÁS lleva ahí sus manos e intenta liberarse, no lo logra. Contrae el abdomen y hace girar a HASSEN que cae de espaldas contra el piso. Es solo un momento el que HASSEN permanece en el piso, de inmediato se incorpora y se monta sobre JONÁS, lo doblega. JONÁS está de rodillas sobre el piso, cada vez resiste menos, se desvanece. HASSEN se pone de pie. Se aleja. Luego vuelve y lo hace rodar con el pie por el pasillo. El rostro de JONÁS está pegado al suelo. HASSEN espera. Luego se acerca y hace girar el cuerpo de un lado a otro, con una brutalidad que apenas puede contenerse. Se detiene unos momentos para recobrar la calma y vuelve a empezar. Aleja el cuerpo y luego lo acerca hacia sí con suavidad. El cuerpo es tan dócil que parece estar desvanecido. Rueda una vez más y se detiene ahí donde llega. JONÁS está lejos de HASSEN que lo mira. HASSEN se acerca a JONÁS que jadea, al sentirlo deja de moverse. Calla. HASSEN coloca el pie encima de su cuerpo, hacia el corazón. La carne del pecho es tensa y cálida. HASSEN no se mueve, levanta la cabeza y mira al exterior. El sol está fijo y fuerte.
HASSEN
Te amo.
Te amo.
El pie aprieta el pecho, pasa un tiempo, HASSEN no tiene miedo. La presión crece. JONÁS está a sus pies, sin un gesto, la boca aferrada al brazo. La presión del pie sobre el corazón aumenta. Aprieta aún más. Se hunde, alcanza la caja torácica, aprieta. JONÁS grita. HASSEN lo oye. El grito crece y se desvanece. HASSEN vacila y retira el pie del corazón.
JONÁS y HASSEN están acostados en el pasillo. Parece que duermen. Con movimientos apenas perceptibles el cuerpo despierta, el deseo regresa. Vuelven a acercarse. La piel, los sudores se mezclan, los rostros, la boca de JONÁS reencontrada por HASSEN. Permanecen así, a la espera. HASSEN se incorpora, lo mira, mira el pecho, las tetillas. HASSEN las come, las besa. JONÁS se deja hacer. Sonríe. La mano de HASSEN lo recorre por entero, el abdomen, el pecho, el sexo, las piernas largas y fuertes y los brazos, el rostro, los ojos, las manos, el corazón. JONÁS se estremece, se yergue frente a HASSEN toma su mano y la coloca sobre su cuello. Aprieta. Aprieta dentro de su mano la mano de HASSEN que oprime el cuello. HASSEN se sienta a su lado, lo mira. Duda. JONÁS le ofrece el rostro.
JONÁS
En la cara.
JONÁS
Sergio Almazán
Su edad oscila entre los treinta y los treinta y tres años, es por lo tanto un hombre joven. Es varonil y atractivo. Los ojos son grandes, inquietantes. Todo en él pasa por la mirada, a través de la que se percibe el desorden de su alma. Tiene un cuerpo largo y estilizado, macizo pero vigoroso con la piel oscura, dorada. Se desliza ligero como si en el pasado hubiera practicado deportes. El cabello es negro, corto, pegado al cráneo. La voz es profunda y cálida.
HASSEN
Cristhian Rodríguez
Tiene alrededor de veintitrés años. De mediana estatura, tiene los pómulos pronunciados, conmovedores, el pelo abundante y grueso de muchacho que no se lo peina, la piel portentosamente oscura, el cuerpo alargado, aunque no lo parece a causa de sus proporciones justas, que dan a su juventud un aire robusto y viril. Tiene la sensualidad inocente y la gracia de un muchacho de pueblo. Su sonrisa es pura y fulgurante. Los ojos son grandes, negros y brillantes; la boca tiene el mismo resplandor que los ojos.
martes, 4 de diciembre de 2007
La sinopsis
Una violenta ternura arrastra a Hassen y a Jonás hacia ese espacio en el que lo privado y lo público pierde sus fronteras para dar lugar al sexo, al deseo, a la ira y a la profunda necesidad de encontrar a ese otro que, con los besos, las caricias, los contactos, el sexo oral y las penetraciones, se van convirtiendo en una sola naturaleza, en la cohesión de dos elementos incompletos que resultan en unidad; Hassen y Jonás se encuentran, -coinciden– se observan –acechan-, se atraen –apareamiento imposible pero real- se desean –se aman- y tras un encuentro sexual contundente y revelador en el que el verbo amar pudiese cobrar significado, no queda sino la opción de la muerte para continuar en la inercia impuesta, en la inevitable realidad que en medio de las luces de la noche, apenas podría ayudar a recordar el lúcido acto que en la claridad del día se encarnara en el erotismo homosexual que rompe culpas, barreras y prejuicios.
Pero condicionados -predestinadas- a la soledad, sólo queda Jonás, desnudo y solitario, con la muerte de Hassen a cuestas, en medio de esa enorme masa anónima que es la ciudad que lo acota en ese lugar de deseo que al final es silencio, donde la ira se ha robado las voces, el lugar de vida y muerte, el lugar de noche y día, el Bramadero.
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