México, enero 27, 2008.- Bastaron 22 minutos para que "Bramadero", el cortometraje de Julián Hernández, encendiera los ánimos y calentara la sala de exhibición con sus escenas de sexo emplícito dentro del III FICGAY (Festival Internacional de Cine Gay) que este domingo llega a su término en la UNAM.
"En un pequeño espacio arrebatado a la masa citadina, `Hassen' y `Jonás', apartados de la muchedumbre, logran encontrar ese lugar que les permite seducirse, acecharse y atraerse hasta fusionarse en la perfecta sexualidad que al convertir el sexo en deseo, y el deseo en amor, no les queda sino la muerte como opción ineludible para conservar esa soledad impuesta y predestinada".
Esa historia no significaba nada nuevo para quienes asistieron anoche a la Sala José Revueltas, o al menos no les sorprendió lo que vieron en la pantalla porque "Bramadero" va más allá del cine erótico, del subgénero gay, de toda expectativa dentro de la cartelera, porque invade el terreno del porno.
El dato oficial así lo establece: "El Bramadero puede ser un espacio colectivo disfrazado de particularidad, pero siempre habrás de salir tan desnudo y sólo como llegaste". El director Julián Hernández contó con el apoyo-complicidad de Roberto Fiesco, Daniel Alonso y la UNAM para producir su cortometraje.
Los dos actores que hacen bramar al público afín al tema son Sergio Almazán y Cristhian Rodríguez. Según la Real Academia, bramadero es el "sitio adonde acuden con preferencia los ciervos y otros animales salvajes cuando están en celo". Y anoche, la Sala José Revueltas eso fue para el público.
La sala de exhibición fue un terreno libre, tierra de nadie y de todos para ver en la pantalla lo que realmente querían dentro de un festival de cine gay. La fotografía cinematográfica de Alejandro Cantú no dejó nada a la imaginación porque todo, absolutamente todo el amor homosexual se vio en directo.
"Bramadero" es un corto de 22 minutos que filmó Julián Hernández como parte de su tercera película, "Rabioso Sol, rabioso cielo". De hecho, al término de la función explicó que el guión del filme lo tenía pensado desde hace años, pero no pudo realizarlo y lo integró a "Rabioso Sol, rabioso cielo".
"En la cual sólo se ven algunas escenas que proyectan en un cine porno de la Ciudad de México", informó al acalorado auditorio. Sin embargo, a petición de los organizadores del Festival Internacional de Cine de Morelia, terminó de editar "Bramadero" y decidió estrenarlo en ese foro en su edición de 2007".
Ahora, dejó ver el también director de la polémica película "El cielo dividido", este material se incluirá en la edición en DVD de la película "Rabioso Sol, rabioso cielo". Cabe recordar que a Julián Hernández también se debe la realización del filme "Mil nubes de paz", de impetuosa trama.
No es mentira, a nadie espantaron las intensas escenas de sexo explícito de "Bramadero", donde se cuenta la historia de dos jóvenes que durante la construcción de un edificio en el centro de la ciudad se reconocen enamorados y amantes, pero sólo a través de la muerte pueden alcanzar el sosiego deseado.
El cineasta demostró de esta manera, una vez más, "ser un director de cine congruente consigo mismo, para reflexionar sobre el tema homosexual", pero también constata su madurez para filmar sobre los planos de secuencia. Así se vio en la pantalla y así se definió ante sus seguidores e idólatras de su cine.
"En un pequeño espacio arrebatado a la masa citadina, `Hassen' y `Jonás', apartados de la muchedumbre, logran encontrar ese lugar que les permite seducirse, acecharse y atraerse hasta fusionarse en la perfecta sexualidad que al convertir el sexo en deseo, y el deseo en amor, no les queda sino la muerte como opción ineludible para conservar esa soledad impuesta y predestinada".
Esa historia no significaba nada nuevo para quienes asistieron anoche a la Sala José Revueltas, o al menos no les sorprendió lo que vieron en la pantalla porque "Bramadero" va más allá del cine erótico, del subgénero gay, de toda expectativa dentro de la cartelera, porque invade el terreno del porno.
El dato oficial así lo establece: "El Bramadero puede ser un espacio colectivo disfrazado de particularidad, pero siempre habrás de salir tan desnudo y sólo como llegaste". El director Julián Hernández contó con el apoyo-complicidad de Roberto Fiesco, Daniel Alonso y la UNAM para producir su cortometraje.
Los dos actores que hacen bramar al público afín al tema son Sergio Almazán y Cristhian Rodríguez. Según la Real Academia, bramadero es el "sitio adonde acuden con preferencia los ciervos y otros animales salvajes cuando están en celo". Y anoche, la Sala José Revueltas eso fue para el público.
La sala de exhibición fue un terreno libre, tierra de nadie y de todos para ver en la pantalla lo que realmente querían dentro de un festival de cine gay. La fotografía cinematográfica de Alejandro Cantú no dejó nada a la imaginación porque todo, absolutamente todo el amor homosexual se vio en directo.
"Bramadero" es un corto de 22 minutos que filmó Julián Hernández como parte de su tercera película, "Rabioso Sol, rabioso cielo". De hecho, al término de la función explicó que el guión del filme lo tenía pensado desde hace años, pero no pudo realizarlo y lo integró a "Rabioso Sol, rabioso cielo".
"En la cual sólo se ven algunas escenas que proyectan en un cine porno de la Ciudad de México", informó al acalorado auditorio. Sin embargo, a petición de los organizadores del Festival Internacional de Cine de Morelia, terminó de editar "Bramadero" y decidió estrenarlo en ese foro en su edición de 2007".
Ahora, dejó ver el también director de la polémica película "El cielo dividido", este material se incluirá en la edición en DVD de la película "Rabioso Sol, rabioso cielo". Cabe recordar que a Julián Hernández también se debe la realización del filme "Mil nubes de paz", de impetuosa trama.
No es mentira, a nadie espantaron las intensas escenas de sexo explícito de "Bramadero", donde se cuenta la historia de dos jóvenes que durante la construcción de un edificio en el centro de la ciudad se reconocen enamorados y amantes, pero sólo a través de la muerte pueden alcanzar el sosiego deseado.
El cineasta demostró de esta manera, una vez más, "ser un director de cine congruente consigo mismo, para reflexionar sobre el tema homosexual", pero también constata su madurez para filmar sobre los planos de secuencia. Así se vio en la pantalla y así se definió ante sus seguidores e idólatras de su cine.